31Agoexpectativas con los hijos

Expectativas sobre nuestros hijos, JAULAS

Hoy te invito a hacer algo que me propusieron hace tiempo…

Me pidieron que escribiera una carta a mi hija, pensando que la pudiera leer dentro de muchos años, cuando fuese adulta.

Me parece un ejercicio muy bonito y además creo que repetirlo cada x tiempo, puede hacer que sea aún más potente.

Cuando a mí me lo dijeron, hacia muy poco que había hecho una de las primeras formaciones encaminadas a una crianza consciente.

Estaba removida y me sentía muy culpable.

Copadre y yo habíamos estado haciendo las cosas mal, y aunque trataba de mirar hacia delante, el peso de todo lo que habíamos hecho (o habíamos dejado de hacer) con cohija, nos pesaba.

Así que cuando me dispuse a escribir, la primera palabra que me nació fue 𝗣𝗘𝗥𝗗𝝝́𝗡.

Sí, pedir perdón a tus hijos.

Tenía la necesidad de sincerarme. De contarle como idealicé su llegada cuando supe que sería una niña. Que pensaba en nuestra relación madre-hija y me ilusionaba imaginando escenas de unión y conexión, con un “tipo de niña” que encajaba a la perfección conmigo y con mi forma de ver la vida.

No me di cuenta, pero al mismo tiempo que generaba estas expectativas, desde que me quedé embarazada hasta sus 3 años, también iba construyendo su propia jaula.

Generar expectativas sobre nuestros hijos les encierra y les anula, porque ya no pueden ser ellos mismos.

Si planteas expectativas, les dejas un espacio muy limitado en el que moverse.

Los niños (y también los adultos), tenemos una necesidad básica que condiciona muchos de nuestros comportamientos: «pertenecer».

Y lucharán inconscientemente para ser vistos y para satisfacer y agradar a mamá y a papá.

Eso es lo que ellos quieren, hacernos felices a nosotros. Sentir que les amamos, que les aceptamos.

Estamos hablando de aceptar a nuestros hijos, y si no le aceptas tal y como es, no dejará de quererte. Simplemente se adaptará a lo que tú deseas para que le mires, le veas y le ames.

Su amor y aceptación hacia nosotros es incondicional y harán lo que sea necesario para ser aceptados, para sentirnos o para que nos acerquemos a ellos.

Cuando esas expectativas no se cumplen y por mucho que lo intentan no nos agradan, comienzan a desconectarse de sí mismos. Y de aquí nacen muchos de sus comportamientos disruptivos.

Su cuerpo se revuelve. No se encuentran bien y nos lo hacen saber. Y si no sabemos interpretarlo, la relación irá a peor.

Eso fue lo que me pasó a mí. Hasta que todo saltó por los aires. Hasta que mi hija dijo basta y por fin reaccionamos y tomamos acción.

Comadre, te invito a no tener expectativas sobre tus hijos, a ser capaces de reconocer, pedir disculpas y Dᴇjᴀrʟᴇs SER.

Te lo digo yo, comadre, que tardé algo más de 3 años en darme cuenta de que tenía que abrir esa jaula y dejar a mi criatura Ѵꢝȴᗩᖇ, Տᦷᖇ Ⴗ ѴӀѴӀᖇ.

.

𝕁𝕦𝕟𝕥𝕒𝕤, 𝕤𝕦𝕞𝕒𝕞𝕠𝕤 💜

Dejar un comentario

Scroll to top